viernes, 17 de diciembre de 2010

Apuntes sobre tendencias e imaginarios


Vivimos momentos de turbulencia, de profunda crisis económica, política, social sumado a una etapa de revolución tecnológica y ambiental que seguramente analizarán nuestros descendientes dentro de algunos años y que, hasta podrán definir este periodo, con algún nombre como son los distintos momentos de la historia (Edad Antigua, Media, Moderna).

Rascovan  plantea la hipótesis que en los últimos años hubo dos grandes procesos, estrechamente interrelacionados que generaron un nuevo mundo:

  1. La globalización de la economía mundial: el mundo funciona como una unidad real de producción, de mercado, de flujos de capital, de información y fuerza de trabajo. Con la caída del muro de Berlin, la globalización se constituyó en la expresión del capitalismo de fin del Siglo XX.
  2. La revolución tecnológica: basada en las tecnologías de la información, cuyos efectos se notan en las diferentes actividades humanas.
El avance tecnológico ha generado multiplicidad de ventajas para las personas, en el uso doméstico, la comunicación, la sistematización en las organizaciones, la agilidad en las operaciones, información al minuto, descubrimientos científicos, transporte, optimización de recursos, entre otros.  Aunque falta mucho tiempo para que se encuentre al alcance de todos.

En nuestro país, el poder económico se  encuentra por encima del poder político. Existiendo una decadente representación del Estado en los gobernantes: inseguridad, injusticia y desintegración social.

La apertura de mercado permite que exista una gran diversidad de productos y servicios todos al alcance del consumidor y un ingreso desmedido de empresas multinacionales en detrimento de empresas nacionales.

Según Marta Botta, “el concepto de empleo de por vida en una sola empresa ha tocado su fin”. Pues las empresas demandan conocimiento en sus empleados y lo adoptan como un bien intangible, pero que genera y aporta riqueza.

El proceso de globalización ha permitido adoptar tendencias de otros lugares del mundo, si bien es enriquecedor, ha traído aparejada una pérdida de las tradiciones autóctonas. Existe una importación de culturas ajenas de la misma forma que de productos de primera necesidad.

Rascovan dice “ En una cultura que privilegia el consumo, los seres humanos se valoran por cuanto consumen, por lo que tienen, antes que por lo que hacen o por lo que son.
Justamente, el consumo llena un vacío de ideales, de referentes y de proyectos colectivos: las aspiraciones se centran en el acceso a aquello que incremente el placer y asegure el bienestar, y en la posesión de objetos que, además, deberán renovarse al ritmo que impone el propio mercado. […]

Los vínculos humanos “contaminados” de excesiva competencia, provocan que el otro sea vivido como potencial rival.”

(Extracto de un trabajo universitario ¿Cómo será el futuro? Apuntes sobre tendencias e imaginarios, correspondiente a la cátedra Trabajo Intelectual, UADER, 2009)

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